¿Podemos cambiar nuestra vida?

¿Podemos modificar las situaciones que vivimos? ¿Hay que resignarse al destino? ¿Existe la felicidad? ¿Qué podemos hacer?

A nadie tomará por sorpresa saber que vivimos en un mundo que pertenece a la dualidad. Existe el bien y el mal, la luz y la oscuridad, todo lo que encontremos en este plano tiene su contrapuesto. Permanentemente estamos eligiendo uno de ellos y rechazando su opuesto, pero los contrapuestos son extremos de la misma cosa y no podemos dividirlo.

Como si fuera una regla, en un extremo se ubica la luz y si recorremos la regla en sentido opuesto encontramos la oscuridad, pero AMBOS son necesarios para que exista la regla ya que si no tuviéramos oscuridad no veríamos la luz y viceversa.

Tomamos arbitrariamente un extremo a partir de nuestras creencias, educación, mandatos familiares o hábitos culturales, pero no quiere decir que el otro extremo deje de existir. Entonces vemos la vida a través de lo que hemos “aceptado” de la realidad y “renegamos” su opuesto.

Como escribió el pensador Español Ramón de Campoamor “Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”.

Cada uno de nosotros eligiendo la forma de ver la realidad, la estamos creando. Por ejemplo muchas veces escuchamos decir “qué día triste … está nublado”, la realidad es que el día nublado no es ni triste ni alegre, es el observador quien elije verlo de esa manera, seguramente otras personas encontrarán los días nublados fabulosos para hacer sus actividades. Sin duda quien lo ve triste, ese día va a sentirse triste porque él lo está creando así.

ESTE ES EL PODER MÁS IMPORTANTE QUE TENEMOS LOS SERES HUMANOS … DECIDIR !!!

Somos LIBRES de decidir cómo ver la realidad, pero olvidamos este poder que nos han dado. Si “cambiamos la forma de ver las cosas, las cosas cambian de forma”. Nos pasamos la vida creyendo que es nuestro karma, el destino o la mala suerte, vivimos sufriendo y afirmando que nunca podremos ser felices y adivina …. eso mismo estaremos creando.

Lo cierto es que en el universo todo tiende a la armonía y esta es otra realidad que dejamos pasar. Cuando miramos desde un cristal negativo y pesimista nos cerramos a ese poder natural creando desarmonía, enfermedad, ira, miedo, desdicha, soledad, angustia, etc.

Al elegir crear nuestra realidad con una mirada positiva, entonces le damos paso a este otro PODER infinito que se manifiesta en todo momento y “los problemas tienden siempre a resolverse SOLOS”. ¿Cómo dice? Sí, es así de simple.

Cuántas veces tenemos un inconveniente y nos esforzamos por encontrarle una salida sin poder hacerlo, nos empecinamos en lograr salir de la situación de una “determinada” manera (o forma de ver la realidad) y nos frustramos, nos desesperamos y sufrimos. Pero cuando nos relajamos frente al problema, cuando aparece otra cosa más importante y dejamos de “mirarlo” entonces se presenta la solución perfecta naturalmente justo por el lugar menos esperado.

Es como si nos tiráramos al río Paraná frente a la ciudad de Rosario y decidiéramos nadar para llegar a San Lorenzo en contra de la corriente. Seguramente nos agotaremos y estaremos en riesgo inminente de ahogarnos. En cambio si aceptamos esa realidad y nos dejamos flotar, cierto es que podremos llegar hasta el Uruguay, y aprender de una nueva realidad que nunca nos hubiéramos imaginado.

Los problemas no son entidades que van caminando por la vida, solo son una “forma de ver la realidad” que podemos cambiar si así lo decidimos.
Me podrá decir “pero como hago si estoy enfermo, o si no tengo qué comer, o no puedo siquiera cumplir mis compromisos” … continúa siendo sólo una manera de ver las cosas. Si estás enfermo tienes la maravillosa oportunidad de modificar tu vida de acuerdo a lo que tu cuerpo te está diciendo, si no tienes que comer seguramente es porque no te has permitido caminar por otro camino, si no puedes cumplir tus compromisos es el momento oportuno de cambiar la manera de hacer tus cosas. Claro está, para esto es necesario animarse a desterrar creencias, mandatos familiares, costumbres culturales, hábitos de pensamientos.

¿Por qué no puedes vivir de otra manera? ….. ¿Acaso no te lo mereces?

Este es nuestro mayor poder: DECIDIR CAMBIAR deliberadamente, y toda tu realidad cambiará mágicamente guiado por la armonía del universo. Tú siempre elijes como vivir, por cierto lo estuviste haciendo sin ser consciente de ello.

Elige sanar, elige vivir, elige ser feliz sabiendo que el universo estará siempre a tu favor y esa será tu realidad.

Abrazo del alma.

 

Fabián Garella
Terapeuta Decodificador Biológico
Consultor en Inteligencia Emocional
Facilitador de actitudes para ser feliz
www.fabiangarella.com.ar
(Artículo publicado en la revista El Sendero del Medio)

 

Dueños de la felicidad

¿Por qué es tan dificil la felicidad? Porque la esperamos.

Observaos y veréis: esperáis encontrar el gran amor, esperáis encontrar el éxito, esperáis la fortuna, la gloria, y si no vienen, os sentís desgraciados. Algunos incluso van a consultar a clarividentes, a astrólogos que les dicen: «Pues si, el amor vendrá, el éxito llegará. Dentro de seis meses, de un año, cuando tenga lugar determinado tránsito de planetas, o tal conjunción, ya veréis, todo cambiará». Y de este modo, se tranquilizan, recobran la esperanza y siguen aguardando.

Pues bien, la felicidad no es algo que dependa del exterior. La felicidad es un estado de conciencia que depende de nuestra correcta comprensión de las cosas. No hay que imaginarse que hemos venido a la tierra para vivir rodeados de facilidades, de placeres, y en la abundancia.

Hemos venido a la tierra para aprender y para perfeccionarnos. Pero, ¿cómo perfeccionarnos sin tener cada día nuevos problemas que resolver? Es necesario que esto quede bien claro: la tierra es una escuela y, como en todas las escuelas, tan sólo aquellos que aprenden y progresan pueden ser felices. Así pues, no esperéis que la felicidad os llegue del exterior bajo la forma de encuentros o de condiciones favorables. La felicidad real, definitiva, sólo puede venir de nosotros mismos, de nuestra manera de considerar las cosas.

Haced una comprobación: interrogad a las personas que poseen algunas de las ventajas materiales con las que vosotros tanto soñáis, y os confesarán que no son tan felices. Y si lo son, se debe a que ya poseen en su corazón y en su alma, elementos que les permiten apreciar su situación, y por lo tanto se sentirían igualmente felices en situaciones no tan envidiables. Por otra parte, muchas veces hemos podido constatar que no todos aquellos que se encuentran en una misma situación, reaccionan de la misma forma.

Tomemos un ejemplo totalmente banal de la vida cotidiana: un embotellamiento. Observad la reacción de los automovilistas: uno se pone nervioso, toca el claxon e injuria a sus vecinos; otro, lee el periódico o escucha la radio; otro, charla con su acompañante, o la abraza si es su amada.

Por último, otro -aunque mucho más raro- aprovecha este momento de espera para relajarse, armonizarse, concentrarse en sí mismo, unirse al Cielo y proyectar su amor y su luz a todos los seres de la tierra.

Lo mismo ocurre en la mayoría de las circunstancias de la vida. Es, pues, en nuestra cabeza donde hay que hacer los reajustes… Nuestro pensamiento es el que actúa sobre nuestros estados de conciencia. Con un buen razonamiento, con una buena filosofia, podemos llegar a ser los dueños de nuestra felicidad. Y así, mientras los demás se enfadan, consumen y corrompen a cuantos están a su alrededor, vosotros, por el contrario, os fortalecéis, os enriquecéis y gracias a vuestras experiencias podréis después ayudar a los que os rodean con vuestros consejos, con vuestra actitud, con vuestra irradiación, e incluso, a veces, con vuestra sola presencia: con la fuerza, la luz y la paz que emanarán de vosotros.

Que quede pues muy claro: no esperéis pasivamente que la felicidad os llegue del exterior.

Por el contrario, sois vosotros los que debéis actuar y aplicar los métodos que os permitirán transformar las penas en alegrías, los fracasos en éxitos.

-Omraam Mikhaël Aïvanhov – «EL DEBER de SER FELIZ»

Alfabeto emocional

El Dr.Juan Hitzig, Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que: “El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que estás contento y te hace sentir mejor”.

Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte.

En otras palabras el poder del pensamiento tiene función directa sobre nuestro organismo, porque de nosotros depende estar tristes o alegres, con una actitud positiva hacia la vida y hacia cada instante que vivimos, a veces creemos que los problemas son monstruos enormes de mil cabezas y 30 metros de altura y que nos engullen fácilmente, pero eso también es una simple percepción cerebral.

En base a sus años de experiencia el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene saber y sobre todo poner en práctica.

Las actitudes R: resentimiento, rabia, reproche, rencor, rechazo, resistencia, represión, son generadoras de coRtisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares. Las conductas R generan actitudes D: depresión, desánimo, desesperación, desolación.

En cambio, las conductas con S: serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, sociabilidad, sedación, son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda el envejecimiento celular. Las conductas S generan actitudes A: ánimo, aprecio, amor, amistad, acercamiento.

Con solo aprender y comprender este alfabeto emocional lograremos vivir más tiempo y mejor, porque la «mala sangre» (mucho cortisol y poca serotonina) deterioran la salud, posibilitan la enfermedad y aceleran el envejecimiento.
El buen humor , en cambio , es clave para la longevidad saludable.

Muy difícilmente se nos puede garantizar el tiempo que durará nuestra vida, y su longevidad, pero sí, podemos decir que recordar este estudio del Dr. Juan Hitzig, nos pone frente a la elección de cómo vivir el tiempo que nos es dado.

como siempre la elección es tuya ¿que eliges hoy?

¿Qué es un conflicto?

No se trata, como algunas veces se indica, de un hecho exterior, como por ejemplo, una muerte, un despido, una mudanza, una discusión…la única causa que provoca un conflicto. Si fuera solo esto sería mucho más fácil de desactivar, de hacer una unión entre la enfermedad y el acontecimiento exterior. La terapia sería muy efectiva y la prevención aún más, pero esto no se corresponde con la realidad.

Numerosas personas han tenido muchas dificultades (divorcio, discusiones con vecinos, enfrentamientos, problemas profesionales, problemas con los estudios…) y ninguna enfermedad se ha expresado a través de su cuerpo, mientras que otros que aparentemente lo tienen todo para ser feliz, manifiestan diversas patologías. Es como una injusticia aparente que responde a una lógica oculta.

Ahora si observamos las necesidades interiores, nuestros deseos y nuestras creencias, nuestra historia, es como si el conflicto tuviera su origen cuando se encuentran estas dos realidades: la necesidad interior y la exterior. “Tengo hambre, pero no tengo nada para comer”. “Tengo necesidad de ser amado, reconocido, me siento solo, incomprendido, nadie se interesa por mi”. “Tengo necesidad de un trabajo, de un territorio, pero estoy en paro, hay recesión económica, crisis”.

Es así como mi necesidad interior biológica (comer, tener un territorio, marcarlo, defenderlo,…) no puede ser satisfecho por la realidad exterior (paro, crisis, guerra, soledad,…). Estos dos elementos nos van a permitir comprender algunas patologías digestivas como las que pueden aparecer desde la boca hasta el ano. La coloración global o tonalidad es: yo no acepto el mundo exterior. En efecto a través de la alimentación nos apropiamos del mundo exterior y este se vuelve nuestra propia carne, para ello debe franquear con éxito numerosas barreras biológicas.

Después de un conflicto, un bocado puede ser para mi más o menos impuesto, obligado. “Soy una adolescente que quiere ir a divertirse, pero me obligan a hacer mis deberes”. Estoy en el trabajo y he acabado con mis tareas pero me piden de hacer más”. La demanda exterior puede ser más o menos fuerte, violenta, agresiva, provocar presión. La resistencia interior también puede ser más o menos importante: me someto o me opongo. Cuatro casos de ejemplo lo pueden demostrar:
* Cuando la presión exterior es máxima (no te quiero si no haces esto, te despediré si rechazas hacer este trabajo, eres culpable si no me aceptas…) y la resistencia interior es muy débil (No sé decir no, no vale la pena rechazar esto, me siento culpable si el otro está triste y creo que soy la causa de ello, no puedo rechazar nada…) el bocado puede ir muy lejos en el interior, porqué yo dejo que hagan cualquier cosa conmigo, lo acepto todo, y el bocado puede llegar muy lejos en mi interior, penetrarme profundamente. La patología que puede tener lugar afectará al colon.
* Si la presión exterior es fuerte, pero yo no me dejo hacer u opongo un poco de resistencia, el bocado irá menos lejos: aquí podemos encontrar patologías de estómago o de esófago, por ejemplo.
* Cuando la presión exterior es débil (No me gusta que tú hagas esto, este trabajo extra hazlo cuando tu quieras,…) y la resistencia interior también es débil (No siempre puedo decir que no, no siempre consigo expresarme claramente,…)dejo que el bocado descienda dentro mío hasta el intestino.
* Si la presión exterior es débil y la resistencia interior es fuerte, nos encontraremos en una situación ideal: ¡No tendremos patologías digestivas!

Este mismo esquema lo podemos aplicar a otras patologías.

Christian Fleche

Armoniza tu lenguaje

Unos sencillos tips y consejos sobre cómo podemos usar nuestro lenguaje como un aliado para nuestros sueños y crecimiento personal y así evitar uno de los más comunes auto sabotajes: aquel que nos hacemos sin darnos cuenta gracias a las palabras que usamos para comunicarnos.

En lugar de usar la palabra “problema”, usa la palabra “inconveniente” o ”reto”, la que sea que te guste más. Resulta que la palabra problema tiene en nuestra sociedad una connotación muy negativa y además nos da la sensación de algo con demasiada carga negativa. En cambio inconveniente tiene una connotación más ligera, suave que invita a nuestra mente subconsciente sin darnos cuenta nosotros a tomar una actitud más proactiva con relación a la situación y ni hablar de la palabra “reto” es un término que nos evoca superación, autoestima, poder cualquiera de las dos es mejor que “problema”.

De acuerdo con la PNL, los fracasos no existen. Sólo existen resultados no deseados. ¿Notas la diferencia? El fracaso nos evoca algo definitivo y además lesiona nuestra autoestima porque encierra un significado encubierto (no pude lograr mi cometido, no soy lo suficientemente bueno), en cambio, cuando hablamos en términos de “resultado no deseado” sabemos internamente que se trata de algo pasajero, que de la misma manera como logramos un resultado podemos lograr otro y no lesionamos nuestra autoestima.

Tengan en cuenta que estos mensajes no siempre son captados por nuestra mente consciente y siempre son captados por nuestra mente subconsciente. Cuando te propongas lograr algo en tu vida, cualquier cosa una excelente e inmejorable manera de comenzar ese propósito o deseo es decirte “he decidido … ” en lugar de decir “quiero…” . Cuando te dices quiero, es exactamente lo que tu mente interpreta: un deseo. Cuando dices “he decidido” o “decido” tu mente lee eso mismo: una determinación y en consecuencia te será mucho más fácil emprender las acciones que te ayudarán a concretar tu anhelo.

Cuando te encuentres enfrentado a cualquier situación complicada que sea un reto para tí, la manera más sencilla de comenzar a encontrar una salida es hacerte a tí mismo la pregunta “¿Cómo puedo yo… ” o “¿Qué manera habrá de …” Esta forma de comunicarte contigo mismo envía a tu mente el mensaje encubierto de que hay una salida y en consecuencia tu mente activa los mecanismos para buscarla. El agobio y la preocupación envían el mensaje contrario: no hay salida, esto es un verdadero problema. Evita el uso de expresiones tales como “qué tonto soy” , “seré bestia”, etc. Repetidas con frecuencia estas frases nos hacen desempeñar sin darnos cuenta ese mismo papel de “tonto” o “bestia”.

La repetición hace que poco a poco nuestra mente se haga a la idea de que efectivamente somos eso que repetimos.

El poder interior

Mientras más conectes con el Poder que hay dentro de ti, más libre estarás
en todos los ámbitos de tu vida.

¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué creencias tenemos sobre la vida? Durante miles de años, encontrar las respuestas a estos interrogantes nos ha exigido «volvernos hacia dentro». Pero, ¿qué significa eso?

Yo creo que hay un Poder en el interior de cada uno de nosotros capaz de orientarnos amorosamente hacia la salud perfecta, las relaciones perfectas, la profesión perfecta, y que nos puede ofrecer prosperidad de todo tipo. Para obtener estas cosas, primero tenemos que creer que son posibles.

El segundo paso es estar dispuestos a «aflojar» las pautas o hábitos que nos crean situaciones que decimos que no deseamos. ¿Cómo? Entrando dentro de nosotros y llamando a nuestro Poder Interior, que sabe lo que nos conviene. Si estamos dispuestos a volvernos hacia ese Poder que llevamos dentro, que nos ama y nos sustenta, lograremos que nuestra vida sea próspéra y esté llena de amor.

Pienso que nuestra mente está conectada con la Mente Única e Infinita; por lo tanto, todo el conocimiento y toda la sabiduría están siempre a nuestra disposición. Estamos conectados a esta Mente Infinita, a este Poder Universal que nos ha creado, por medio de una chispa de luz que hay dentro de nosotros: nuestro Yo Superior o Poder interior.

El Poder Universal ama a todas sus creaciones. Su objetivo es el bien y, lo dirige todo en nuestra vida. No sabe odiar ni mentir ni castigar. Es puro amor, libertad, entendimiento y comprensión. Es importante que nos volvamos hacia nuestro Yo Superior porque por medio de él recibimos nuestro bien.

Es preciso que comprendamos que podemos emplear este Poder de cualquier forma. Si elegimos vivir en el pasado y recordar continuamente todas las situaciones y circunstancias negativas que hemos experimentado, entonces nos estancaremos. Si tomamos la decisión consciente de no ser víctimas del pasado y de emprender la tarea de crearnos una vida nueva, contaremos con el apoyo de este Poder interior y empezaremos a tener experiencias nuevas y más felices.

Yo no creo que existan dos poderes. Creo que existe Un Espíritu Infinito. Es demasiado fácil echar la culpa al demonio o a «ellos». En realidad sólo somos nosotros: o empleamos sabiamente el poder que poseemos o lo empleamos equivocadamente. ¿Tenemos al demonio en nuestro corazón? ¿Condenamos a los demás por ser diferentes de nosotros? ¿Qué es lo que escogemos? ¿Responsabilidad o culpa?

– Louise L. Hay –

El silencio

El silencio es algo desconocido para el hombre común, no solo porque en la vida moderna no se le asigna ningún valor, sino porque hablar cumple con otras funciones, aparte de la obvia que es la comunicación través de la palabra nos representamos la realidad, de manera que nuestra descripción del mundo se sustenta en una estructura de imágenes y conceptos traducidos en palabras que pierden su condición de instrumentos y se transforman en un sustituto de aquello que representan.

En términos del maestro : «Lo malo de las palabras es que siempre nos fuerzan a sentirnos iluminados, pero cuando damos la vuelta para encarar al mundo, siempre nos fallan y terminamos encarando al mundo como nos es habitual sin iluminación».

Así, siempre estamos hablando. Llenamos los vacíos de nuestras interacciones con palabras que, al no haber intencionalidad carecen de significado cuando no tenemos a nadie a nuestro lado para justificar el parloteo, hablamos a nosotros mismos para decirnos lo que somos, lo que sentimos y lo que queremos.

El primer paso que debe dar el aprendiz para alcanzar el silencio, es controlar el parloteo. Descubrirá que la mayor parte de ellas son la manifestación de hábitos prescindibles, entre los cuales, el más destacado, es el habito de quejarnos.

Buena parte de nuestras conversaciones tiene por objeto transmitir nuestras quejas a un interlocutor que no necesariamente está interesado en escuchar, sino que está esperando su turno para transmitir, a su vez, sus propias quejas. El objetivo de esto es, como se verá mas adelante, mantener una determinada imagen personal.

Despojado del habito del parloteo inútil, el aprendiz no sólo descubre el sentido de la verdadera comunicación, sino que también aprende a escuchar la riqueza del silencio, el que lo lleva a una comprensión más profunda de la vida y le ayuda a dejar el hábito de hablar siempre de sí mismo.

El silencio le enseña también a no quejarse y a no esperar nada, lo que construye la base de la quietud y armonía interior.

El silencio controla la ira, la excesiva emotividad, aquieta la mente y predispone al espíritu para el trabajo de desarrollo.

¿Eres capaz de buscar el silencio en tu interior, estás dispuesto a emprender el viaje y salvarte de ti mismo?

Juan Mendizabal

El valor del desahogo

Werner Erhard dijo una vez que ‘lo que no se puede desahogar lo gobierna a uno’. Estoy totalmente de acuerdo. La gente nota las cosas telepáticamente, lo quiera o no, así que ni se te ocurra querer engañar a nadie. Además, el cuerpo nunca miente. Y si pretendas que mienta, es muy dañino y doloroso para tu cuerpo.

A la gente le da miedo decirse algunas cosas porque cree que a lo mejor hiere a su interlocutor o se hiere a sí misma. Pero mucho más daño te haces si no logras desahogar lo que sea.

En primer lugar, tu cuerpo se resentirá si no te desahogas; en segundo lugar, tu interlocutor se sentirá confuso; y en tercer lugar, tus relaciones se desbaratarán. Al final, acabará descubriéndose la verdad y para entonces la desconfianza y la ira pueden haber aumentado tanto que las relaciones se malogren definitivamente.

Para reafirmar este principio puedes empezar con este pensamiento:

NO PASA NADA POR DECIR LA VERDAD Y CUANTO MÁS SINCERO SEA ACERCA DE MIS SENTIMIENTOS, MEJOR ME SENTIRÉ Y MEJOR SE SENTIRÁN LOS DEMÁS.

Sondra Ray

Riquezas espirituales

El mundo entero desea la paz, la libertad. Podemos incluso decir que mucha gente las desea también para los demás. Pero como muy pocos saben dónde encontrarlas y cómo realizarlas, ocurre que, a pesar de todos estos magníficos deseos, la mayoría se sienten desgraciados y hacen también desgraciados a los demás.

Sólo se puede encontrar la felicidad dando prioridad a la vida interior sobre las adquisiciones exteriores. Por supuesto, muchos dirán que ya lo saben: «El dinero no da la felicidad». Saben que ni los bienes materiales, ni la gloria, dan la felicidad, pero se comportan como si no lo supieran.

Continuamente se preocupan por conseguir una buena situación material. Es por ello por lo que, incluso aunque lo consigan, no serán felices, e incluso harán desgraciados a los demás.

¡Se alborota tanto sobre el éxito material! Mientras se de tanta importancia a quienes triunfan financiera y socialmente, presentándolos por todas partes, en los periódicos, en la radio, en la televisión, se irá alimentando en las personas menos favorecidas, el sentimiento de inferioridad, de insignificancia, lo que necesariamente provocará celos, rencores, odios.

No quiero decir con ello que se deba dejar totalmente de lado el éxito social, no. Pero pienso que si los humanos dieran mayor importancia y aprendiesen a utilizar sus riquezas interiores, la sociedad se comportaría mejor. En primer lugar porque sería más generosa. ¿Cómo es posible pensar que la gente que concentra todos sus esfuerzos en el éxito material pueda ser realmente generosa? Sienten que aquello que tienen no lo poseen verdaderamente, y que están a merced de los acontecimientos o de la mala voluntad de gente más activa y más hábil que ellos; es, pues, normal que vacilen en compartir con otros aquello que tanto temen perder. Y no tan sólo no lo compartirán, sino que harán lo imposible para conservado, aunque para ello deban mostrarse egoístas, despiadados, o crueles. Por el contrario, aquél que ha trabajado para conseguir riquezas espirituales estará siempre dispuesto a beneficiar a los demás; sabe que no tan solo no perderá nada, sino que incluso se enriquecerá ayudándoles.

Los humanos necesitan tener modelos a los que imitar. Cuando ven a alguien que se distingue por su capacidad, por sus éxitos, desean ser como él. Por lo tanto, ¡cuidado!, si vuestra superioridad consiste en tener más dinero, más poder, más gloria, no seréis un buen modelo ya que arrastraréis a la gente hacia un camino que incita siempre a dominar a los demás, a humillarlos, a ponerlos en evidencia.

En cambio, si vuestra superioridad se encuentra en vuestras cualidades espirituales, la bondad, la sabiduría, el control, la nobleza, la generosidad, la pureza, la abnegación… no sólo sentiréis que realmente éstas os pertenecen y os permiten afrontar todas las situaciones dificiles, sino que también ayudaréis a los demás a andar por el buen camino y a encontrar la felicidad. Todo el mundo necesita modelos pero no modelos para alcanzar el éxito material, sino para que les ayuden a tener conciencia de sus verdaderas riquezas, las riquezas del corazón, del alma y del espíritu.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

El discurso más corto…por Bryan Dyson

El ex Presidente de Coca Cola pronunció este discurso al dejar el cargo de Presidente de la compañía.

«Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire».

Estas son: – Tu Trabajo, – Tu Familia, – Tu Salud, – Tus Amigos y – Tu Vida Espiritual, y tú las mantienes todas éstas en el aire.

Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará.

Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo…crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.

Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie.

Esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte.

Tulku Lama Lobsang: «Cuando alguien ríe, nos abre su corazón»

Médico tibetano. Viaja por todo el mundo impartiendo sus enseñanzas de medicina, psicología y astrología, y curando con las manos y la mirada

–Cuando un paciente viene a su consulta, ¿cómo descubre cuál es su enfermedad?
–Mirando cómo se mueve, su postura, la forma de mirar. No hace falta que me hable ni me explique qué le pasa. Un doctor de medicina tibetana experimentado, solo con que el paciente se le acerque a unos 10 metros, puede saber qué dolencia sufre.

–Pero también escucha los pulsos.
–Así obtengo la información que necesito de la salud del enfermo. Con la lectura del ritmo de los pulsos se pueden diagnosticar un 95% de las enfermedades, incluso psicológicas. La información que dan es rigurosa como la de un ordenador. Pero leerlos requiere mucha experiencia.

–Y después, ¿cómo cura?
–Con las manos, la mirada, y preparados de plantas y minerales.

–Según la medicina tibetana, ¿cuál es el origen de las enfermedades?
–Nuestra ignorancia.

–Pues perdone la mía, pero, ¿qué entiende usted por ignorancia?
–No saber que no sabes. No ver con claridad. Cuando ves con claridad, no tienes que pensar. Cuando no ves claramente, pones en marcha el pensamiento. Y cuanto más pensamos, más ignorantes somos y más confusión creamos.

–¿Cómo puedo serlo menos?
–Le daré un método muy simple: practicando la compasión. Es la manera más fácil de reducir tus pensamientos. Y el amor. Si quieres a una persona de verdad, es decir, si no la quieres solo para ti, aumenta tu compasión.

–¿Qué problemas ve en Occidente?
–El miedo. El miedo es el asesino del corazón humano.

–¿Por qué?
–Porque con miedo es imposible ser feliz, y hacer felices a los otros.

–¿Cómo afrontar el miedo?
–Con aceptación. El miedo es resistencia a lo desconocido.

–Y como médico, ¿en qué parte del cuerpo ve más problemas?
–En la columna, en la parte baja de la columna: os sentáis demasiado tiempo en la misma postura. Vitalmente, tenéis demasiada rigidez.

–Tenemos muchos problemas.
–Creemos que tenemos muchos problemas, pero en realidad nuestro problema es que no los tenemos.

–¿Qué quiere decir?
–Que nos hemos acostumbrado a un nivel de necesidades básicas cubiertas, de modo que cualquier pequeña contrariedad nos parece un problema. Entonces, activamos la mente y empezamos a darle vueltas y más vueltas sin solucionarlo.

–¿Alguna recomendación?
–Si el problema tiene solución, ya no es un problema. Si no, tampoco.

–¿Y para el estrés?
–Para evitarlo, lo mejor es estar loco.

–¿…?
–Es una broma. No, no tan broma. Me refiero a ser o parecer normal por fuera, y por dentro estar loco: es la mejor manera de vivir.

–¿Qué relación tiene usted con su mente?
–Soy una persona normal, o sea que a menudo pienso. Pero tengo entrenada la mente. Eso quiere decir que no sigo a mis pensamientos. Ellos vienen, pero no afectan ni a mi mente ni a mi corazón.

–Usted se ríe a menudo.
–Cuando alguien ríe, nos abre su corazón. Si no abres tu corazón, es imposible tener sentido del humor. Cuando reímos, todo es claro. Es el lenguaje más poderoso: nos conecta a unos con otros directamente.

–También acaba de editar un cedé de mantras con una base electrónica, para el público occidental.
–La música, los mantras y la energía del cuerpo son lo mismo. Como la risa, la música es un gran canal para conectar con el otro. A través de ella, podemos abrirnos y transformarnos: así la usamos en nuestra tradición.

–¿Qué le gustaría ser de mayor?
–Me gustaría estar preparado para la muerte.

–¿Y nada más?
–El resto no importa. La muerte es lo más importante de la vida. Creo que ya estoy preparado. Pero antes de la muerte, debemos ocuparnos de la vida. Cada momento es único. Si damos sentido a nuestra vida, llegaremos a la muerte con paz interior.

–Aquí vivimos de espaldas a la muerte.
–Mantenéis la muerte en secreto. Hasta que llegará un día de vuestra vida en que ya no será un secreto: no os podréis esconder.

–Y la vida, ¿qué sentido tiene?
–La vida tiene sentido, y no. Depende de quién seas. Si realmente vives tu vida, entonces la vida tiene sentido. Todos tenemos vida, pero no todo el mundo la vive. Todos tenemos derecho a ser felices, pero tenemos que ejercer ese derecho. Si no, la vida no tiene sentido.

Por: GASPAR HERNÁNDEZ

La Nueva Medicina Germánica

Resulta como poco curioso, observar con lupa nuestro comportamiento humano. Existen patrones profundamente arraigados que apenas unos pocos cuestionan y la mayoría puede que perciban, pero sólo a un nivel inconsciente. En este caso me referiré a la confusión que generamos siempre a la hora de diferenciar entre causas y consecuencias, entre causas y síntomas, usando una terminología más médica. Y no de un modo baladí doy entrada al concepto de síntoma. Mi función aquí es solo la de que ustedes mismos busquen paralelismos en nuestro actual régimen de poder y otros campos de la vida como la medicina. Advertencia para los escépticos: los planteamientos que apuntaré aquí, no son opiniones sino verdades científicas con carácter de leyes y que por no ser lugar para extenderme, apenas si esbozaré. Sea labor de cada cual hacerse las preguntas oportunas e indagar en dicho asunto si lo cree pertinente.

Voy a hablarles durante unos pocos párrafos sobre ciertos descubrimientos que se hicieron en el área de la medicina hace más de 30 años y que a pesar de su rigor científico siguen en la sombra, para que después ustedes decidan los paralelismos que esto tiene con este sistema político anclado en la corrupción. Permítanme que los lleve de la mano en estas aguas para luego soltarles a los mares de su propia introspección.
A finales de los años 70, un médico alemán formado en 5 especialidades médicas, entre ellas la oncología, sufrió la trágica experiencia de ver morir a su hijo a consecuencia de un tiro recibido cerca del corazón. Este médico alemán, el Dr. Hamer y su mujer desarrollaron sendos tumores, él en uno de sus testículos y ella en su pecho izquierdo. Aquello resultó muy llamativo para Hamer, que empezó a preguntarse cuál podría ser la causa de dicho “sinsentido”.
Como buen científico comenzó a investigar preguntando a todos los pacientes que acudían a su consulta externa, afectos de su mismo tipo de cáncer, si habían vivido alguna experiencia traumática antes de la aparición de dicha enfermedad. Cuál fue su sorpresa cuando descubrió que todos esos pacientes referían haber vivido una experiencia de pérdida muy similar a la suya. Intrigado por este patrón siguió indagando en pacientes que padecían cáncer de mama y obtuvo el mismo tipo de respuesta.

Poco a poco fue descubriendo que para cada tipo de cáncer se escondía una experiencia altamente dramática muy específica previa a la aparición de cada una de las afecciones. Existía un patrón traumático muy específico para el cáncer de pulmón, diferente al patrón que generaba un cáncer de hígado, diferente al que aparecía en el riñón y así sucesivamente. Hasta ahí había empirismo, reglas, pero faltaba ciencia. Para poder demostrar tales disertaciones, comenzó a pedir a cada paciente una tomografía cerebral computarizada (una foto del cerebro) con la finalidad de ver si en el cerebro de dichos pacientes aparecía algún registro de lo que estaba sucediendo. Para su sorpresa, descubrió que efectivamente en el cerebro de cada uno de ellos aparecían focos, a modo de círculos concéntricos en diana, que tenían una relación directa con el órgano del cuerpo que se estaba viendo afectado.
Todos los pacientes con cáncer de próstata tenían la misma señal en el cerebro, todos los afectados de cáncer de hígado tenían una misma señal en otra zona del cerebro y así sucesivamente. Los fabricantes de las casas de los aparatos de radiografía cerebral hicieron varios experimentos para descartar que aquellas señales pudieran deberse a errores de sus aparatos y concluyeron inequívocamente que tales señales estaban en la cabeza del paciente y que a partir de ese momento les tocaba a los médicos dilucidar el significado de aquellas señales cerebrales.
Hamer, acababa de descubrir lo que desde entonces pasó a llamarse la ley férrea del cáncer, que reza así: todo shock hiperagudo, dramático, inesperado y vivido en soledad, genera una alteración de campo electromagnético en una zona concreta del cerebro desde la cual se manda una señal al órgano que esa parte del cerebro rige. Qué zona del cerebro se vea afectada, está en función del colorido del conflicto, es decir, del modo en cómo se vive esa experiencia. Una misma experiencia, en función de cómo se perciba (muchas veces a nivel inconsciente) genera la afectación en una u otra parte del cuerpo.

Sin entrar en más profundidades del resto de leyes descubiertas, pues no es esa la función de este artículo, lo que este médico descubrió y sigue ampliando 30 años después, son las causas de las enfermedades, sin que ello ofrezca margen de error o duda. A pesar de que estos descubrimientos siguen de manera estricta el proceso del método científico y de que han sido replicados tantas veces como se han sometido a refutación, siguen sin ser tenidos en cuenta en nuestros sistemas oficiales de salud, por motivos diversos, entre los que cabría destacar entre otros, el desmantelamiento de nuestro actual sistema de salud oficial, para ser reemplazado por un paradigma completamente revolucionario y de una solidez científica hasta ahora desconocida.

También, y quizá más importante, sería el re-cuestionamiento de la responsabilidad del médico y del paciente en el origen de las “enfermedades” que el cerebro activa con una finalidad muy concreta haciéndonos conocedores de que ya no somos víctimas de la vida sino responsables de cuidar de ella. Nuestras relaciones intra e interpersonales se verían modificadas de modos que ahora nos parecen utópicas, las empresas que se lucran de la enfermedad mediante el uso de terapias que muchas veces no merecen ni ese nombre, quedarían expuestas a la luz de estos descubrimientos. Y apenas cito algunos motivos.

La cuestión por tanto es que la medicina oficial a día de hoy, sigue considerando como causas de la enfermedad, lo que desde esta nueva perspectiva son tan sólo los síntomas de la misma. Es como si fuéramos al mecánico a arreglar nuestro coche porque se ha encendido la luz del aceite y el trabajador extrajese la bombilla del salpicadero para que dejásemos de estar informados de que el coche necesita aceite. ¿Cuál sería nuestra respuesta natural ante dicha actuación?
Está la cuestión de la soberbia antropocéntrica de pensar que la naturaleza es la que se equivoca y enloquece, a pesar de sus 4.500 millones de años de ensayo y error y buscamos todo tipo de motivos peregrinos, como la teoría hasta ahora indemostrada de las metástasis por citar un ejemplo, con cierta lógica eso sí, para evadir nuestra total desconexión con la madre naturaleza.

Pues bien, parece que como seres humanos, tenemos dificultades a la hora de enfocar la mirada en todo aquello que apela a nuestra responsabilidad. Parece que preferimos siempre echar la culpa a otros, a la mala suerte, a los genes, a los políticos… porque ello nos da una sensación de victimismo que nos mantiene en esa servidumbre voluntaria y cómoda que nos reporta una aparente tranquilidad con la que podemos sostener el estatus quo de nuestras vidas, nuestro país y nuestro mundo. Miramos a los síntomas y nos quejamos de nuestra mala suerte, nuestra deficitaria genética, lo corrupto de los que despliegan las reglas del sistema.
A los seres humanos nos asusta la verdad, la tachamos de idealista, irreal o loca, porque preferimos mantenernos esclavos de un siervo que nos da migajas, mientras en el fondo de nuestra alma, tímidamente y de manera ocasional fantaseamos con la pregunta: ¿cómo sería eso de ser libres?, para rápidamente encender la televisión y ver el Madrid-Barça que sustituya como sucedáneo de tercera, la sensación de verdadera libertad.
Y así somos, mientras miramos los síntomas y nos entretenemos en ellos, olvidamos las causas.

¿Quién de vosotros no ha tenido un encuentro con alguien a quien ha compartido la teoría pura de la republica constitucional, explicado las causas reales de nuestro actual régimen de poder y ha sido tachado de idealista, cuando no de loco o excéntrico?. ¡Hay que cambiar desde dentro de la partitocracia!, o lo que es lo mismo, ¡tenemos que acabar con los síntomas, pero no cuestionarnos que es el sistema lo que está corrupto! Claro, tal planteamiento genera miedo, incertidumbre. Como todo cambio de paradigma, nos cuestiona, nos torna ignorantes con ganas de aprender. La recompensa merece la pena, sí, pero el riesgo percibido por nuestra ignorancia es una losa ancestral.

Vivimos atrapados, víctimas de nuestra propia ignorancia, con los oídos inundados de confusión y la vista vendida al mejor postor. A falta de la “fantasía” de la libertad y con más miedo de encontrarla que afán en buscarla, replegamos nuestras velas para que otro dirija nuestro barco, el barco de la libertad colectiva. Y puesto que yo no tengo intención de llevar su barco, y privarles de la belleza de ser libres, es el momento de que naveguen solos. Buen viaje.

Jesús Julián Culebras

Miedo al compromiso

El miedo al compromiso tiene como fondo el miedo a la entrega, el miedo al amor y a todas sus implicancias. Es muy difícil entregarse verdaderamente…… puede haber una pareja, puede haber un matrimonio de años, y sin embargo puede no haber entrega. Cuando nos entregamos estamos en carne viva, sentimos intensamente y nos acercamos al más preciado tesoro: SER QUERIDOS INCONDICIONALMENTE. Cuando el amor se da en su plenitud y sentimos que todos nuestros aspectos son incondicionalmente aceptados, entramos en un estado de paz que nos ayuda a que nosotros mismos aceptemos todas nuestras partes y podamos experimentar el bienestar de sentirnos finalmente completos.

Sin embargo no hay mapas para la aventura del amor, no sabemos por donde irá, no podemos encerrarlo o controlarlo, no podemos garantizar que el otro estará allí siempre. El otro es el otro y corremos el riesgo de ser heridos. El llegar al bienestar de la intensa conexión que da la verdadera entrega inaugura la posibilidad de la pérdida de ese bienestar y así aparece el miedo.

Este temor se representa en dos miedos básicos que aparecen en las relaciones íntimas, el miedo al abandono y el miedo a la invasión. Son temores que traemos desde nuestras primeras relaciones significativas y que la vida de pareja actualiza y reaviva.

Allá lejos y hace tiempo, cuando éramos niños, aparecieron nuestras primeras frustraciones, y es así que sufrimos las primeras sensaciones de no ser queridos a la manera que lo necesitábamos, o de no sentirnos valorados lo suficiente. De la misma manera, según el comportamiento de nuestros padres, quizás hayamos sufrido el temor a ser invadidos emocionalmente. En cualquier caso buscamos los recursos para defendernos. Así creamos una “PERSONALIDAD”. La personalidad puede ser vista como un intento de defendernos del dolor del abandono o del temor a la invasión. Es una construcción que crea estrategias para ser queridos y respetados, pero a la vez es una coraza defensiva que nos aleja de lo que sentimos, de nuestras necesidades más primitivas, en definitiva, de nuestro más puro ser.

La personalidad es frágil, por eso es la que siente miedo a la entrega, y si bien nos ayuda a funcionar en ciertos terrenos, en las relaciones íntimas puede convertirse en un freno que nos impide el contacto verdadero con el otro cuando, sin darnos cuenta, crea conductas que evitan la entrega, ya que “si no me entrego no estaré sujeto a pérdida o a invasión alguna”. La personalidad “nos defiende” de esa posibilidad con una estructura estable y predecible. En ciertos aspectos parece una ventaja tener una “personalidad estable” pero esa fortaleza y seguridad se va transformando en rigidez y temor a ser desestabilizado.

Y el amor nos desestabiliza, el amor da miedo porque no escucha nuestros razonamientos, sigue su propio camino, no lo podemos controlar, “perdemos la cabeza”. Podemos escuchar al amor, podemos seguirlo, pero no podemos dominarlo. Cuando nos abrimos a él nos abrimos a la posibilidad de perderlo.

Es así que el compromiso, la entrega al amor, nos enfrenta a nuestra vulnerabilidad. Hay mucho miedo a la vulnerabilidad, peleamos constantemente con ella, y vivimos añorando la invulnerabilidad. Hoy hay toda una cultura donde se refuerza la noción de invulnerabilidad, pero sin embargo, no hay camino de salida si no la aceptamos. Si tenemos la fortaleza de reconocernos vulnerables dejamos de estar asustados y preocupados por lo que pueda pasar y nos entregamos blandamente a lo que la vida nos trae, porque en definitiva la vida pasa por donde ella quiere y no por donde nosotros la quisiéramos hacer pasar. En nuestra sociedad se confunde vulnerabilidad con debilidad, cuando en realidad se necesita mucha fuerza para reconocer que somos vulnerables.

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La paz para evolucionar

LA PAZ ES UNA CONDICIÓN PARA EVOLUCIONAR

La paz interna es una conditio sine qua non para que el alma evolucione. Sin ella no hay ascensión posible. Es cierto que con las tribulaciones también se puede evolucionar, pero sólo cuando la tribulación ha generado una paz previa. Porque la tribulación y el dolor recibidos sin paz lo único que generan es desesperación. Sin embargo, la paz no genera automáticamente la elevación del alma. La paz es sólo una condición. Hacen falta otros mecanismos y otros elementos para que se dé esta evolución.

Cuando hablemos de la meditación veremos que sin paz la meditación se hace mucho más difícil, si no imposible. La paz genera un estado físico especial en el cerebro, y este estado físico a su vez ayuda a generar paz.

En la historia humana jamás ha reinado una paz total. Las guerras llenan la vida de las naciones y de la raza humana en general. No sabemos vivir en paz unos con otros y ni siquiera con nosotros mismos.

POR QUÉ NO TENEMOS PAZ

Y uno lógicamente se pregunta: ¿Cómo es esto posible? ¿Qué es lo que hace que el ser humano no pueda vivir en paz ni consigo mismo ni con los demás?
La respuesta habrá que buscarla en la psicología humana y, todavía más profundamente, en los que desde las sombras manipulan la psique humana. Y aquí de nuevo tenemos que recurrir a lo que dijimos en el capítulo anterior. No en vano dijimos allí que aquel capítulo, por extraño que a algunos les pareciese, era la clave para explicar la historia humana y la vida misma. A muchas entidades les interesa que el hombre no tenga paz, porque un hombre en paz consigo mismo es mucho menos vulnerable a sus sugerencias y a sus intromisiones; y además su cerebro, estando en ese estado pacífico, no genera las ondas que a ellos más les interesan.

Cuando un hombre está en paz, está cerrado en sí mismo y es como una fortaleza. No se le puede penetrar fácilmente porque todas sus energías van hacia adentro. Además, cuando su cerebro está en paz, produce unas ondas que lo hacen aún más fuerte e invulnerable. Son las ondas alfa que generan el tan nombrado «estado alfa», que si bien no tiene todas las cualidades que algunos le atribuyen es, sin embargo, una condición indispensable para que la gente genere otras ondas de una altísima frecuencia que son todopoderosas y que participan de la inteligencia inconsciente del individuo conectándose al mismo tiempo con la sabiduría del cosmos. Estas ondas tienen el poder de sanar a otros y de autocurar al que las produce, y son la clave para explicar buena parte de las curaciones paranormales.

La evolución a la que nos hemos referido en varias ocasiones y que tanto tiene que ver con la paz del alma, es el fin o el propósito de la vida humana en este planeta.

Los Hijos de la Nueva Era
Por Salvador Freixedo

Atmósfera psíquica

Cada vez con más frecuencia, la gente se queja de que el aire está contaminado: los humos de las fábricas, el gas de los tubos de escape de los coches y la multiplicidad de productos tóxicos que contribuyen a envenenar la atmósfera… Es cierto, pero, ¿qué podemos decir entonces sobre la atmósfera psíquica de la tierra?

La mayoría de los humanos, que viven sin luz, sin amor, sin tener conciencia de sus responsabilidades, pasan su tiempo expandiendo a su alrededor pensamientos y sentimientos tan sombríos, viciados y malsanos que la atmósfera de la tierra se parece a un pantano donde pululan una gran cantidad de bichos que arrojan sus desechos y excrementos en el mismo estanque donde otros deben respirarlos y absorberlos.

Sí, esta es la triste realidad: una ciudad no es más que un pantano donde todos los humanos derraman sus angustias, sus celos, sus odios y todos los deseos insatisfechos. Si fueran un poco más clarividentes, verían formas horribles, negras, pegajosas, que surgen de determinadas criaturas y se acumulan en las capas de la atmósfera. Pero incluso, aun sin ver nada, no se puede evitar sentir la existencia de una capa densa, pesada y tenebrosa sobre las ciudades.

Aunque el mundo entero se movilizara para combatir la polución del aire, del agua y de la tierra, ello sería aún insuficiente, ya que en el mundo psíquico también se propagan gases de los tubos de escape, humos, productos tóxicos que están asfixiando a la humanidad. Muchas de las actuales enfermedades se producen no sólo debido a la polución del aire, del agua y de la comida,
sino también a la polución psíquica.

Si la atmósfera psíquica en la que están inmersos no estuviera tan polucionada, los seres humanos conseguirían neutralizar todos los venenos exteriores. El mal se encuentra principalmente en el interior. Cuando internamente os sentís fuertes y en armonía con vosotros mismos y con los demás, es como si corrientes de energía os traspasaran, rechazando las impurezas incluso en el plano fisico, y, de esta forma, el organismo puede defenderse mejor.

Primero se es vulnerable interiormente y, poco a poco, el mal acaba manifestándose también en el exterior. Tenemos un ejemplo de ello en los médicos y en las enfermeras: algunos de ellos que tenían un hígado en perfecto estado y una sangre muy pura, vivieron, sin contaminarse, entre gente que padecía las peores enfermedades contagiosas. Otros, sin embargo, que incluso huyeron para no enfermar, se contagiaron. Sí, porque permitieron la entrada de impurezas en su interior, y las impurezas son siempre un buen alimento para los microbios y los virus. La pureza de la sangre, al igual que la de los pensamientos y sentimientos, rechaza la enfermedad. Mientras que si el mal ya ha penetrado en los pensamientos, en los sentimientos, en el corazón, en los deseos, queda una puerta abierta, y ¡qué fácil le resulta entonces a ese mal descender hasta el plano fisico!

A partir de ahora, es preciso que tengáis conciencia de la existencia de esta atmósfera psíquica. Si la gente se preocupara de producir menos miasmas y trabajase en llenar el espacio con pensamientos puros, luminosos, benéficos, teniendo en cuenta que nada es estático si no que todo se propaga, estas ondas purificadoras serían una bendición para la humanidad.

Pero, ¿dónde están los seres luminosos que quieran hacer este trabajo? No hay muchos; la gente está ocupada en satisfacer sus propios deseos, sus codicias e intenta triunfar a toda costa, a puñetazos, a dentelladas, a patadas. Estas armas son utilizadas en todas partes, para abrirse camino, y esta actitud resulta muy cara para la humanidad, ya que la atmósfera es atravesada por ondas caóticas y emanaciones malsanas. Si existiesen en el mundo suficientes seres luminosos que con su forma de vivir trabajasen para purificar, en primer lugar, su atmósfera espiritual, poco a poco, otros seres, atraídos por el ejemplo, harían lo mismo.

Es por ello por lo que tan a menudo os hablo de la necesidad de crear con el pensamiento, allá donde vayáis, una atmósfera límpida, armoniosa, fraternal, con el fin de que la tierra sea un día como un jardín florido en donde todos vivan felices.

Omraam Mikhaël Aïvanhov