El poder de la palabra

Si dices que estas luchando para prosperar o que no tienes suerte en la vida, detente un instante y percibe lo que realmente estas diciendo. Las palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo que hemos tardado tanto tiempo en construir. Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar un proyecto largamente ansiado, cuantas veces una palabra de estimulo tiene el poder de regenerarnos y aportarnos paz. Para prosperar en la vida no precisas luchar, sino consagrarte en cuerpo y alma en esa misión. Si constantemente te repites que no tienes suerte en la vida, luego no te lamentes si sientes que la fortuna nunca llama a tu puerta. Nuestros pensamientos y las palabras que son su manifestación tienen el poder de construir nuestro futuro.

En la vida todo es una cuestión de actitud y decisión. Cuando acudimos a una entrevista de trabajo o a una cita amorosa y nuestra mente está cargada de miedos e incertidumbre, tenemos darnos cuenta que este miedo al rechazo está creando en nosotros la situación favorable para que nos digan ¡no! En cambio si mantenemos una actitud positiva y esperanzadora tenemos mas posibilidades de que nos digan ¡si! Nuestra propia desconfianza inspira suspicacia en los demás. Nuestra seguridad despierta y transmite firmeza en los demás.

“El mal es lo que sale de la boca del hombre” leemos en el evangelio y a pesar de ser muy poco amigo de las interpretaciones religiosas percibo en este mensaje una clara advertencia sobre el cuidado de las palabras que usamos, no por una cuestión de formalidad o educación, sino como una finalidad terapéutica. Las palabras insultantes o despectivas nunca han creado un futuro mejor. El uso de expresiones agresivas, al igual que los malos pensamientos es sumamente peligroso y arriesgado, anula nuestra vida encerrándonos en un círculo de fracaso y frustración que es acrecentado a través del trato despectivo hacia un sector de la sociedad. Si crees que la palabra prostituta es despectiva sustitúyela por “persona que trabaja con la energía sexual”, y si sientes que la palabra pobre cultiva tu vanidad es mejor que te refieras a ellos como “los más necesitados”, y en este reciclaje del lenguaje puedes referirte a los presos como a “los que están siendo educados” o a nuestros enemigos como“aquellos que aún no nos aman” o a los malvados como “los que aún no son buenos”.

Más allá del significado de las palabras encontramos otro nivel mucho más abstracto, pero no por ello menos poderoso. Las palabras son el medio de manifestación de nuestro espíritu. Cada palabra es una oportunidad de expresión de nuestro espíritu y es por ello que tenemos ser capaces de transmitir en nuestro lenguaje la fuerza de nuestro espíritu. No se si habréis observado que algunas personas tienen un lenguaje muerto, hablan pero lo que dicen no expresa ningún poder, son locuaces pero no transmiten nada. Cuando hablamos demasiado, o cuando exageramos o falseamos los hechos, nuestras palabras se vuelven inefectivas. Nuestras palabras precisan expresar no solamente la verdad, sino también la propia comprensión y realización.

Si queremos experimentar el poder de nuestras palabras, si deseamos que nuestro lenguaje transmita la fuerza curativa del espíritu, si anhelamos que nuestras palabras sean elemento de paz, sosiego y curación hacia las personas de nuestro alrededor, es preciso comenzar haciendo que nuestras palabras sean fidedignas, y ello sólo se consigue cultivando el hábito de la verdad. Di siempre la verdad, lo antes que te sea posible. Manifestar siempre la verdad nos adentra en el mundo de la firmeza y la seguridad en nosotros mismos. Nos trasmite una confianza que vivir en la mentira nunca consigue. Las mentiras siempre terminan arruinando nuestra vida; nos encadenan puesto que una mentira siempre acaba precisando de otra mentira para sostenerse, debilitando así nuestro poder interior. Cuando nuestra mente se instala en la verdad, nuestra mente se llena de firmeza, de seguridad y confianza, y son estas cualidades las que impregnan nuestras palabras transformándolas en elementos de curación.

Muchas enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. La violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras cosas existen y conviven con nosotros en este mundo, vivimos en un medio contaminado en donde es fácil contagiarse; más aún cuando percibimos que somos nosotros, los seres humanos, la fuente de la que emanan dichas formas. Ante ello tenemos que cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, creando un sólido mundo interior, en donde la creatividad y la verdad brillen; para luego extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor.,

Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidad de nuestro lenguaje purificamos nuestro mundo interior. Al cultivar el hábito de la verdad construimos una plataforma de determinación, seguridad y confianza que nos abre las puertas del bienestar y la consecución de nuestros objetivos. Recuerda que la vida siempre ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Crea un poderoso mundo interior, permite que tus palabras sean su vehículo y transformaras tu vida.

Frederic Solergibert

Armoniza tu lenguaje

Unos sencillos tips y consejos sobre cómo podemos usar nuestro lenguaje como un aliado para nuestros sueños y crecimiento personal y así evitar uno de los más comunes auto sabotajes: aquel que nos hacemos sin darnos cuenta gracias a las palabras que usamos para comunicarnos.

En lugar de usar la palabra “problema”, usa la palabra “inconveniente” o ”reto”, la que sea que te guste más. Resulta que la palabra problema tiene en nuestra sociedad una connotación muy negativa y además nos da la sensación de algo con demasiada carga negativa. En cambio inconveniente tiene una connotación más ligera, suave que invita a nuestra mente subconsciente sin darnos cuenta nosotros a tomar una actitud más proactiva con relación a la situación y ni hablar de la palabra “reto” es un término que nos evoca superación, autoestima, poder cualquiera de las dos es mejor que “problema”.

De acuerdo con la PNL, los fracasos no existen. Sólo existen resultados no deseados. ¿Notas la diferencia? El fracaso nos evoca algo definitivo y además lesiona nuestra autoestima porque encierra un significado encubierto (no pude lograr mi cometido, no soy lo suficientemente bueno), en cambio, cuando hablamos en términos de “resultado no deseado” sabemos internamente que se trata de algo pasajero, que de la misma manera como logramos un resultado podemos lograr otro y no lesionamos nuestra autoestima.

Tengan en cuenta que estos mensajes no siempre son captados por nuestra mente consciente y siempre son captados por nuestra mente subconsciente. Cuando te propongas lograr algo en tu vida, cualquier cosa una excelente e inmejorable manera de comenzar ese propósito o deseo es decirte “he decidido … ” en lugar de decir “quiero…” . Cuando te dices quiero, es exactamente lo que tu mente interpreta: un deseo. Cuando dices “he decidido” o “decido” tu mente lee eso mismo: una determinación y en consecuencia te será mucho más fácil emprender las acciones que te ayudarán a concretar tu anhelo.

Cuando te encuentres enfrentado a cualquier situación complicada que sea un reto para tí, la manera más sencilla de comenzar a encontrar una salida es hacerte a tí mismo la pregunta “¿Cómo puedo yo… ” o “¿Qué manera habrá de …” Esta forma de comunicarte contigo mismo envía a tu mente el mensaje encubierto de que hay una salida y en consecuencia tu mente activa los mecanismos para buscarla. El agobio y la preocupación envían el mensaje contrario: no hay salida, esto es un verdadero problema. Evita el uso de expresiones tales como “qué tonto soy” , “seré bestia”, etc. Repetidas con frecuencia estas frases nos hacen desempeñar sin darnos cuenta ese mismo papel de “tonto” o “bestia”.

La repetición hace que poco a poco nuestra mente se haga a la idea de que efectivamente somos eso que repetimos.