Curarse de risa

EL TRAYECTO DE UNA CARCAJADA

‘Después de que uno se ríe, entra en un estado de relajación’, explica el doctor John Morreall, presidente de los seminarios HUMORWORKS, en Florida.
‘ La presión arterial y los latidos del corazón descien-den, así que nos sentimos profundamente relajados’.

Los terapeutas de la risa lo saben bien: la risa comienza por una brusca toma de conciencia. Ante un acontecimiento incongruente, ridículo, divertido o absurdo, súbitamente aparece la carcajada que atraviesa los neurotransmisores, recorre las neuronas en busca de una estructura de referencia donde situar la escena y, no consiguiéndolo más que  imperfectamente o en absoluto, se precipita hacia el hipotálamo y  desencadena una verdadera jauría de ondas y moléculas que chocan de frente contra las células nerviosas del diafragma, desencadenando movimientos convulsivos como el bostezo y la tos.

En el mismo momento, en el cerebro se liberan las endorfinas que nos brindan una sensación de bienestar que relaja toda la esfera linfática.

El cuerpo emocional, desembarazado momentáneamente de sus tensiones, se libera y deja estallar su alegría de vivir. Respira. Al igual que nuestros pulmones, a pesar de la dificultad que tienen para efectuar su trabajo debido a las convulsiones que nos recorren el abdomen. Al cabo de un rato, de tanto soportar los saltos regenerativos del júbilo del cuerpo emocional, el cuerpo físico se expresa de nuevo.

Corren las lágrimas, los maxilares se aflojan, los radicales libres, que están preparados, como siempre, para echar a perder nuestras células, se refugian en sus casamatas. En la última parte del recorrido de la carcajada, el cuerpo mental reemerge y volvemos a tomar conciencia de nuestra condición, que habíamos olvidado por unos segundos, en esa carcajada.

El célebre escritor Norman Cousins hablaba de la risa como ‘el joggin interno’, una especie de aerobismo interior que hace que el cuerpo segregue sus jugos
positivos.

PAYASOS EN EL HOSPITAL

Hoy, la creencia científica en los efectos de la risa en la salud descansa mayormente en los hombros de los doctores Lee Berk y Sanley Tan, ambos de la Facultad de Medicina de Loma Linda, en California. La risa, dicen, agudiza las habilidades de la mayoría de los instrumentos de nuestro sistema de  inmunidad.
Activa los linfocitos T y las células de ataque, las que ayudan a destruir los microorganismos invasores. La risa aumenta también la producción de nuevas células de inmunidad y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que puede debilitar la respuesta del sistema de inmunidad.

Entretanto, los estudios han descubierto que el nivel de inmunoglobulina A, un anticuerpo segregado en la saliva para protegernos contra los  microorganismos invasores en el aparato respiratorio, desciende durante el estrés, pero desciende mucho menos en las personas que tienen un gran sentido del humor.

Si bien estos descubrimientos son una indicación de cómo la risa puede ser un beneficio para la salud, no está probado todavía que estos efectos sobre la inmunidad se reflejen en curaciones más rápidas.

Desde otro ángulo, el doctor William Fry descubrió también que, para cuando un niño llega al jardín de infantes, se está riendo unas 300 veces por día. Comparemos esto con un adulto típico, que se ríe apenas unas 17 veces por día. (Hombres y mueres, dice él, se ríen la misma cantidad de veces, pero de cosas diferentes).

Fry llama ‘humor profiláctico’ a la risa, como medicina preventiva.

‘El humor afloja los mecanismos de la mente. Estimula maneras diferentes, poco comunes, de ver las cosas’.

Fry lleva esta idea un poco más allá. Sostiene que LA CREATIVIDAD Y EL HUMOR SON IDÉNTICOS. AMBOS TIENEN QUE VER CON LA UNIÓN DE DOS ELEMENTOS QUE NO TIENEN UNA OBVIA CONEXIÓN, Y CON LA CREACIÓN DE UN VÍNCULO.

 

La risa como medicina

La risa es una reacción emocional a ciertos hechos, muchas veces basada en lo social, en la forma en que un determinado suceso puede ser visto u entendido en el contexto en que la persona desarrolla sus actividades.

Básicamente, la risa puede responder al humor o a la felicidad o a los nervios. Pero la que nos interesa es aquella que aparece ante una circunstancia que nos causa gracia.

La forma de humor más básica que existe, probablemente, es aquella que incluye lo físico, las caídas, los golpes, los accidentes. Por algún motivo, este tipo de humor suele tener gran repercusión entre las personas, que aparentemente disfrutan de ver otra persona pasando por una experiencia de este tipo.

En cuanto a la relación entre humor y salud, se pueden decir varias cosas respecto a cuales son los mecanismos que tienen lugar.

En general, a lo que mayor referencia se hace es al impacto emocional que tiene la risa, la posibilidad de tomarse con humor los problemas, sobre todo las respuestas de los pacientes a sus problemas.
Podemos decir que la habilidad de reírse de una situación o de un problema nos da una sensación de superioridad. Ningún monstruo es tan temible ni tan atemorizante cuando podemos burlarnos de él. ¿Por qué? Principalmente por que uno se burla tan solo de aquello que no tiene poder sobre uno. Y si mi enfermedad no tiene poder sobre mi, ¿por qué debería tenerle miedo? ¿Quién le teme a algo que es inferior a uno, a mis propios poderes para modificar mi destino?

El humor y la risa son el camino hacia una actitud positiva. Es cierto que esta puede parecer muy difícil de tener cuando el mundo parece derrumbarse alrededor nuestro, cuando una enfermedad amenaza con acabar con todo. Pero es el momento en que más importante es ser capaces de mantenerla. La depresión y la desesperación solo nos ocasionan mayores problemas, no nos permiten disfrutar de todas las cosas disfrutables que tiene la vida, aun en sus peores momentos. Por muy graves que sean nuestros problemas, el humor nos da la posibilidad de ponerlos en perspectiva, de entender que si no podemos hacer nada para evitarlos, no tiene mucho sentido llorar por ellos. Hay que tratar de solucionarlos, pero no podemos caer en la desesperación que nos paraliza, sino luchar pero disfrutando del tiempo que tenemos. Es una liberación, es el dejar salir todas esas emociones negativas contra las que no podemos luchar, pero que tampoco podemos mantener encerradas.

Es, en definitiva, el camino a superar la enfermedad, si bien no desde lo físico (más allá de que también puede ser una importante ayuda para esto) al menos desde lo emocional. No hay nadie más ciego que el que no quiere ver, y no hay nadie más enfermo que el que se siente enfermo, que aquel que se regodea en su miseria y en sentir que todo lo que pasa en el universo esta pensado para hacer de su vida un infierno.

Jai Kartar Singh