Vivir la vida

Estar atento es estar presente, estar en el Ahora; es entrar en el flujo de la Vida a través de aquello que percibimos. Esta calidad de atención ya es conciencia. Cuando estamos en un estado vigilante, manteniendo una alta calidad de escucha, estamos presentes, entramos plenamente en la Vida y ella se despliega delante de nosotros de una manera completamente diferente. Entonces sentirnos vivos y disfrutar no depende de aquello que nos sucede, sino de nosotros mismos.

Al principio este estado de atención puede confundirse con la concentración, que todavía es un estado mental y tiene una finalidad, un objetivo, y eso hace que esté proyectado hacia el futuro y no esté en el Presente, generando cierto grado de tensión. La atención de la que estamos hablando es relajada; no tiene objetivos, habita el momento; es el dedo alzado del maestro zen; también es el perro siguiendo un rastro.

Podréis hacer la experiencia si seguís atentamente, por ejemplo, un sonido, un sonido cualquiera que nace y que muere, que comienza y que acaba; podréis observar que primero está el sonido y después el silencio; mientras el sonido permanece, seguidlo atentamente; después, cuando el sonido desaparece y sobreviene el silencio, continuad escuchando el silencio. Podéis seguir el sonido del motor de un coche que pasa, el gorjeo de un pájaro.

En esta clase de atención hay un estado vigilante, una curiosidad sin razón alguna, similar a la de un niño pequeño que escucha algo por primera vez. Tal vez podáis percibir en esa clase de atención una cierta sorpresa.

Prestar atención a lo que está sucediendo en cada momento podrá haceros notar cuán a menudo estáis vueltos hacia el pasado o proyectados hacia el futuro. Cuán a menudo, en suma, perdéis el Presente. Pero si descubrís que a menudo estáis en el pasado o en el futuro, no os preocupéis demasiado, no hay nada personal en ello; es solamente un hábito cultural.

Práctica : Mira si puedes prestar atención a cualquier cosa que te ofrezca el Presente, cualquier cosa que suceda en este instante. Eso significa entrar de lleno en el instante, en cualquier cosa que este instante te esté mostrando.

Para hacer esto puedes usar cualquiera de tus sentidos (por ejemplo, la vista, el oído, pero también el tacto o el gusto). Puedes saborear un bocado estando atento o atenta a la pura sensación, o beber un café estando plenamente en cada sorbo, en cada pausa, en cada variación del sabor; haz esto sin prestar demasiada atención al movimiento del pensamiento, a tus juicios o a tus expectativas; hacer esto no involucra a la mente.

Presta atención a las incomodidades o a las molestias que se manifiesten en ti. Nota cómo a menudo éstas son generadas por juicios o un no interior; observa cómo estás listo para caer prisionero de él. No hay necesidad de hacer nada. Te darás cuenta de que observarlo y volverte consciente ya genera por sí mismo un cambio.

– Eckhart Tolle –