Biodescodificación: El Proyecto/Sentido

Desde la concepción, parece marcado a hierro el deseo de los padres, de sus proyectos, de sus conflictos. Es lo que Marc Fréchet llamaba el “proyecto/sentido”, del cual puede ser necesario liberarse para encontrar nuestra verdadera identidad y curar los síntomas resistentes.

Marc Fréchet decía que el bebé es un “yecto”, pero que antes de ser un “yecto” ya era un pro-yecto. Antes de estar concebido, era una idea preconcebida. Es interesante apuntar que lo Chinos hacen empezar el nacimiento de un individuo no en el nacimiento, ni en la concepción, sino tres meses antes. No hay concepción sin un deseo de concepción. Este deseo, que corresponde a un proyecto de los padres, puede caer en el inconsciente.

He aquí el ejemplo de una mujer, cuyo marido se iba cada fin de semana con sus amigos. Se sentía sola. En ella, había este proyecto de contacto con su marido. Hubo concepción. El niño es la solución de los conflictos vividos por la madre durante este período. En el óvulo está presente inconscientemente este proyecto, al cual responderá el niño. Es el efector, el reparador. Este hijo, que tuve de adulto en terapia, tuvo precisamente problemas de contactos con los demás. Su vida traduce este proyecto que él mismo va a concretizar.

El hecho biológico, el acto sexual, jamás basta para explicar una concepción. Hay tantas mujeres que quieren hijos y que son estériles, tantas otras que no los quieren y están embarazadas… Hay algo que es más fuerte que el deseo consciente: el deseo inconsciente. Rara vez pilotamos conscientemente nuestro coche, frecuentemente somos los pasajeros de nuestra vida. Es nuestro inconsciente que está en el volante. La terapia va a permitir comprender quien pilota el coche, luego volver a tomar los mandos.

En cierta manera, los proyectos de nuestros padres nos determinan. Pero esta determinación puede ser una suerte, porque lo que se transmite son soluciones ganadoras, soluciones de supervivencia. Para esta mujer, en el momento de la concepción, una sola cosa contaba: el contacto. Transmite a su hijo este valor, la importancia del contacto y de la relación, como un tesoro y no como una tara.

Ahora, si el proyecto/sentido de los padres puede ser un valor, una solución de supervivencia, puede también ser limitador. El niño es la solución de los problemas, conflictos, deseos de sus padres. Se hereda siempre de algo: una memoria, una historia, secretos de familia… Hay buenos y menos buenos, menos adaptados. Hay un proyecto/sentido que aquí está. Puede estar vivido de modo positivo o negativo. Aquí aún Marc Fréchet no hablaba de determinismo. Su modo de ver tenía por objeto el permitir a la persona, por la toma de consciencia, liberarse. Una vez que se toma consciencia de este proyecto/sentido, se es libre de guardarlo como de eliminarlo.

Caso clínico: Una mujer quería un hijo, pero su marido se negaba. Se marchó, se fue hacía otro hombre. Durante tres meses, engañó a su marido que padeció mucho por ello. Entonces, le dijo: “De acuerdo, tendremos un hijo, pero vuelve porque te amo”. Aceptó ella y tuvieron un hijo. El proyecto – sentido que él transmitió en su semilla era: “me hubiese gustado tanto que no haya movimiento, desplazamiento”. El niño que nació estaba paralizado.

Hay que distinguir bien la intención positiva del medio de realizarla. Es la única problemática. Para este hombre, la intención era que no haya movimiento, porque movimiento = sufrimiento = tristeza = depresión. Era un intención positiva, incluso si el medio es lamentable: este niño nunca anduvo.

El problema es: uno olvidó la pregunta pero se quedó con la respuesta.

La pregunta está olvidada, en el campo de la supervivencia, pero guardamos la respuesta que mora en el comportamiento. Un comportamiento que puede ser inútil en el nuevo contexto espacio – temporal, porque “está terminada la guerra”. No tenemos problemas psicológicos, sólo tenemos problemas de memorias. Hay pues una dicotomía entre un deseo consciente (o una ausencia de deseo consciente) y lo que sucede en términos de deseo en el nivel inconsciente. Pero el inconsciente siempre es el más fuerte.

He aquí otro caso: un campesino quería un niño, tuvo una niña, luego otra… 8 hijas en total! A nivel consciente, quería un chico. Al nivel inconsciente, cuando se le interrogó, años más tarde, dijo: “Finalmente, fue bien que fueran niñas porque cuando uno es muchacho en el campo, es muy duro”. Inconscientemente, encontraba que era mejor tener hijas.

La concepción se basa principalmente en el inconsciente. Es lo mismo, por cierto, para mujeres que son estériles. En el nivel del inconsciente, para una razón invisible, es mejor no tener hijos. Recordemos que incluso cuando la esterilidad se debe a una disfunción orgánica, el órgano es el efector. Las trompas están obstruidas, pero quien manda en las trompas? Naturalmente, no se trata de caer en la culpabilidad. Como cualquier síntoma, no es una culpa, es una solución, o un intento de solución.

-Una mujer había perdido a su hermana así como a sus sobrinos y sobrinas en un accidente de coche. Años más tarde, quería hijos. Pero desde este accidente, en su inconsciente, había esta creencia que tan pronto como se tienen hijos, pueden morir… Su inconsciente había provocado una esterilidad. Tomó consciencia de ello y se liberó. Concibió tres hijos de modo natural.

-Una mujer quería un esterilet (DIU) pero su cuerpo los rechazaba sistemáticamente. Fue necesaria una anestesia local para colocárselo. En terapia, apareció el hecho que tenía un poderoso y profundo deseo de tener un hijo porque había equivocado la educación del primero. Había mal cuidado de él, y se culpababa por ello. Inconscientemente, quería tener un segundo hijo para probarse que era capaz de cuidar un hijo. Pero al nivel consciente, era una idiotez, no quería tener otro hijo.

-Una mujer había hecho la ligadura de trompas porque ya no quería tener más hijos. A pesar de esto cayó embarazada. Al operar, el cirujano constató que su cuerpo había fabricado un canal que hacía una ramificación encima de la ligatura. Había en ella un deseo inconsciente muy poderoso.