Entrar en el ahora

Eckhart Tolle indica a menudo el campo energético interior, el interior del cuerpo, como una clave importante para la práctica, como el medio para entrar en el Ahora.

¿Qué es? En lugar de buscar conocerlo mentalmente, experiméntalo en este preciso instante, mientras estás leyendo, simplemente mueve la atención que está en la mente dirigiéndola hacia el interior del cuerpo; detén allí tu atención; siente el cuerpo por dentro; siente la vitalidad, siente la Vida dentro del cuerpo, siente el cuerpo interior invisible y ¡ya estás en el Ahora!

La mente siempre pretende negar el Ahora, trata de esquivarlo; el cuerpo y sus sensaciones siempre están honestamente en el Ahora.
El cuerpo como forma física es una percepción errónea de nuestra verdadera naturaleza. Tenemos una percepción ilusoria de nuestro cuerpo; solamente vemos el aspecto externo, perdiendo de vista que es en el interior y no en el exterior donde reside la verdad de quiénes somos. Todo indica que el cuerpo es una realidad diferente de lo que aparenta ser; aparenta ser sólido pero es líquido antes que sólido; parece pertenecer al plano material y a un nivel elemental es un conjunto de partículas vibrando en el vacío; en esencia no es sólido, no es líquido, está vacío y ¡está vivo! Es un campo energético vibracional.
De este modo, si nos adentramos profundamente en el cuerpo, trascendemos el cuerpo.

Cuando nuestra atención se dirige al interior del cuerpo, hacia el campo energético interno, entonces nos conocemos a nosotros mismos por lo que verdaderamente somos, nos conocemos más allá de la forma exterior; más allá de la forma del cuerpo y más allá también de la forma-pensamiento de quién soy, de la idea que tengo sobre yo mismo.
El cuerpo es el punto de acceso al reino sin tiempo y sin forma del Ser.

¿Cómo entramos allí? Sencillamente basta dirigir la atención hacia el interior del cuerpo; puedes hacerlo, por ejemplo, siguiendo la respiración y deteniendo la atención allí donde la respiración se detiene. Cuando la exhalación lleve el aire nuevamente hacia fuera, deja que tu atención permanezca dentro. ¿Qué observamos?

Allí no hay un yo. Solamente hay vida inteligente.

¿Hay algo que hacer? No, solamente hay que ser. Mantienes tu atención dirigida al campo energético interior y observas su vitalidad.
El observador silencioso —la conciencia que en ti observa —, después de un momento puede descender al campo energético y fundirse con él. Si esto sucede fácilmente, bien; si no sucede, permaneces observando el campo energético.
No hay nada que hacer, nada que comprender, ni analizar, ni dirigir.
De esta manera, y gracias al cuerpo, no solamente tenemos acceso al Presente, sino que entramos sin un yo, entramos siendo lo que en esencia somos: vida inteligente. Estamos presentes, en la Vida misma, totalmente en ese instante y libres de la identificación con el mundo virtual de las ideas. Estamos en la Vida sin el condicionamiento colectivo egoico.

Cuando nos movemos de este modo, más allá de lo personal, nuestra dimensión individual se libera de la idea de quiénes somos, se expande y se pacifica. Se enriquece para volverse más verdadera y más espontánea. Nuestra mente comienza a relajarse, a alcanzar un conocimiento más vasto, comienza a volverse plenamente creativa. Somos entonces el Yo Soy, el Atman, la Esencia; somos la luz que hay en nosotros, encarnamos la esencia de lo que somos.

Práctica: Pon la atención en una parte cualquiera del cuerpo, observa el interior y espera atenta o atento hasta que percibas la vitalidad. Luego abandona ese lugar, lleva tu atención a cualquier otra parte del cuerpo y repite la experiencia. Practica hasta que puedas percibir la vitalidad en todo el cuerpo. Poco a poco alcanzarás a percibirlo en su totalidad como un campo de energía vital unificado y vibrante, y verás que la percepción que tienes de él se hará más y más intensa.

Durante el día crea el hábito de dirigir tu atención hacia el interior del cuerpo y mantenerla allí por algún tiempo. Mientras estés ocupado con tus tareas o implicado en tu trabajo, mantén una parte de tu atención dirigida al interior, apoyada en el campo energético. Permanece enraizado en tu cuerpo. Observa cómo esta forma de estar cambia la calidad de tu vida y también la calidad de lo que haces.